Por Víctor Robi
Este mes viene cargado de artistas que lo petaron en los 2000, un grupo underground y una banda que nos demostró que hay punk rock más allá de la ola de principios de siglo. En Conciertos por Madrid nos encargamos de desvelaros lo que más nos ha gustado:
PUP – ‘Who Will Look After The Dogs?’: Tras el patinazo con su anterior álbum, han vuelto a la senda de un disco más directo donde podemos destacar la ácida Get Dumber con Jeff Rosenstock, y la popera Hunger for Death que podrían haber firmado Counting Crows. Es un disco que combina con gran acierto la agitación con la calma, como lo estiliza con la franqueza. Un serio candidato a álbum del año para los fans del rock.
Bon Iver – SABLE, fABLE: Volviendo a sus inicios donde la pausa y la calma nos abren una senda maravillosa en la que nos va enredando con esa maravillosa voz por temas intrincados. Sin embargo, peca de falta de conexión entre los mismos. Aún así, deja temas increíbles como Walk Home con un toque jazz o From.
Beirut – A Study of Losses: Con su séptimo álbum nos han traído un álbum conceptual, yendo más allá de un simple disco, buscando una ópera donde hasta siete instrumentos nos acompañan durante 18 composiciones, que deben su nombre a los mares lunares, consiguiendo transportarnos a otros lugares con sintetizadores incluidos como la maravillosa Ghost Train. Es un disco para escucharlo tranquilamente y disfrutar; si os lo ponéis como música de fondo, probablemente pierda toda su esencia.
Viagra Boys – Viagra Boys: Sin perder su estilo provocador y manteniendo su fidelidad al punk, han conseguido entregarnos un álbum mucho más maduro. En él, dan un repaso a los problemas de la sociedad actual acentuados por ese consumismo salvaje en el que vivimos. Todo esto con un discurso que se mueve entre mensajes directos y sátiras, aderezados con tintes funk, nos deja melocotonazos como Dirty Boyz. Los suecos siguen por su camino que huye del mainstream y nosotros les seguimos.
RUFUS T. FIREFLY – ‘Todas Las Cosas Buenas’: Son una de las bandas referentes dentro del indie nacional y los de Aranjuez lo han vuelto a hacer en un disco que nos suena tanto a discos pasados, moviéndose entre la psicodelia que podemos apreciar en La Plaza, el pop bailable en Trueno Azul o el melocotonazo del disco Todas las Cosas Buenas mostrando su lado más rockero. Una vez más lo han conseguido: un disco de calidad con diferentes estilos y sin casarse con nadie, llegando a hacernos reflexionar con la amarga Premios de la Música Independiente..
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