concierto Guns N Roses en Madrid

He de decir que nunca me imaginé ver a Guns N´ Roses en directo. Cuando la banda dejó de ser una banda yo apenas tenía 8 años y eran mis mayores los que disfrutaban de su música. Partiendo de esa premisa, el análisis y descripción de lo vivido el pasado domingo 4 de junio en el (aún) estadio Vicente Calderón de Madrid será de lo más objetivo que haya escrito nunca.

Desde primera hora de la tarde se respiraba un ambiente especial a la ribera del Manzanares. Multitudes ataviadas con las camisetas del grupo angelino inundaban los bares de la zona, las aceras y los parques cercanos.

Era gente feliz, muy feliz. Iban a ver sus ídolos juntos en un escenario después de 20 años, seguramente la inmensa mayoría del aforo no los había visto ni si quiera anteriormente…jóvenes, adultos, familias e incluso bastante público infantil acompañado de unos padres orgullosos del gusto musical de sus pequeños/as.

El estadio se fue llenando poco a poco, y con mucha calma como es costumbre en este bendito país, mientras los segundos teloneros (Marc Lanegan Band) amenizaban la espera. Se podía apreciar, ya de antemano el despliegue que iba a suponer el espectáculo, con 3 pantallas gigantes, escaleras que se alzaban al fondo de un escenario mastodóntico donde los miembros del grupo se pasearon e intercambiaron posición durante todo el show.

Llegaban las 21:20 de la noche y tras el sonido e imagen de varias pistolas disparándose, y la cabecera de los Looney Tunes, saltaban al escenario la formación al completo, ante un público enfervorecido, entregado desde el minuto uno. “It´s so easy” era la canción elegida para abrir el repertorio, con un Axl pletórico corriendo de lado a lado del escenario y cantando a pleno pulmón, y el primero de los infinitos y majestuosos solos de guitarra que nos brindó Slash. Con una breve demostración de pirotecnia final acababa el primero de los temas del concierto.

La sensación percibida era aún de incredulidad entre sus seguidores, ahí estaban, para disfrutar y hacer disfrutar. A pesar de que aún quedaba gente por entrar a estas alturas y que el sonido de la voz quedaba algo enterrado por el resto de la banda. Importante diferenciar entre el sonido de la voz principal y la calidad y chorro sonoro que Axl sigue manteniendo, llegando a emocionar en numerosos momentos del concierto.

“Mr Brownstone” y “Chinese Democracy” fueran las siguientes en sonar, antes del primero de los momentos álgidos de la noche, con Axl calentando al público antes de que retumbaran los acordes de “Welcome to the jungle” y todo el personal se volviera literalmente loco. Historia viva (y coleando) del rock n roll ante nuestros ojos. Sin palabras.

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Tras un arranque fulgurante, siguió el hard rock en su máximo esplendor, demostrando un estado de forma tanto físico como musical óptimo. “Double talking jive”, “Better” y “Estranged”, con las pantallas gigantes tornadas en blanco y negro y una tremebunda interpretación vocal de Axl Rose. Entre las partes instrumentales que McKagan y Slash protagonizaban, flanqueados a la perfección por un Richard Fortus impecable aunque siempre a la sombra del segundo, Axl aprovechaba para ir alternando atuendos características de una época, de una banda y de un personaje que le enorgullece representar (con razón).

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Pudimos seguir disfrutando de temas enormes como “Live and let die”, “Rocket Queen”, “You could be mine” o “Attitude” (de Misfits) con McKagan al micro mientras golpeaba con violencia su bajo. No dejaron atrás, ni mucho menos, otra de las facetas que más disfrutan y explotan los de L.A.: las versiones. De esta forma pudimos disfrutar del homenaje a Chris Cornell, con una exquisita y respetable versión del “Black hole Sun”, en la que volvimos a ver lo compacta y rodada que se encuentra la banda, tras más de un año girando juntos.

Tras “Coma”, con una potente línea de bajo de McKagan, que sirvió como canción bisagra acercándonos a la mitad del repertorio, llegó el turno de Slash. Después de una breve presentación de la banda por parte de Axl, le dejaba el turno al virtuoso de las seis (y doce) cuerdas. Con un solo de guitarra de extensísima duración, donde mostró su facilidad para exprimir el sonido de su Gibson y dejar boquiabiertos con sus punteos y progresiones a todo un estadio. Indescriptible.

Y si aún pensábamos que era alcanzar cuotas más altas de emoción y satisfacción por el arte musical, el guitarrista nacido en Londres nos regaló su famosa adaptación del tema central de “El padrino”.

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Sin tiempo para respirar ni de asumir tal bestialidad, comenzaron a sonar los acorde de “Sweet child O´ Mine” para hacer enloquecer por enésima vez al respetable allí presente que a estas alturas del show no podía dejar de romperse las manos aplaudiendo cada una de las interpretaciones de los angelinos. El estribillo coreado al unísono por todo el estadio, enterraba por momentos, el potencial sonoro en forma de decibelios del equipo de sonido. Momento cumbre del concierto.

Seguía el ejercicio de rock duro de los Guns con “Out ta take me”, con una bufanda del Atleti colgada al cuello del Axl. La preciosista versión instrumental de “Wish you were here” de Pink Floyd sirvió de antesala para la parte más íntima de la actuación, con Axl sentado al piano en la parte delantera del escenario. La parte final del clásico de Clapton “Layla” sirivió de antesala para que sonara “November rain”. Foco de luz iluminando al frontman de la banda tocando con delicadeza el piano e interpretando una de sus baladas más recordadas.

Era el turno de la guitarra de doble mástil de Slash…la creación de un sonido atmosférico difícil de transmitir dio pie a que sonaran los primeros acordes de esa obra de arte compuesta por el mismísimo Bob Dylan y que el grupo ha convertido en una de las mejores versiones del maestro de Minnesota. El estribillo sirvió para ejemplificar la total conexión entre banda y público. Vibrante momento que nos invitaba a atisbar la despedida de un concierto inolvidable.

Con un público arrodillado ante la magnitud de lo que estaban viendo, la formación se despidió interpretando “Nightrain”, recibiendo la ovación merecida y coreando de inmediato para que volvieran lo antes posible a realizar los bises. No se hicieron esperar prácticamente nada (una marcha y retorno al escenario de los más rápidos que he presenciado). Tenían ganas de tocar, después de más de 2 horas haciéndolo ininterrumpidamente. “Don´t cry” abrió la parte final del show, alcanzando un sonido brillante, a la altura de pocos, con la voz de Axl retumbando en todos los rincones del mausoleo rojiblanco. “The seeker” (The Who) y la bellísima “Patience” siguieron poniendo de manifiesto una calidad sonora digna de destacar durante toda la actuación. A excepción del sonido del micro principal a lo largo de la misma, aunque la zona en la que me situaba no me permite sentenciar esta afirmación con plena certeza.

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Y finalmente, para cerrar y despedir como se merece su visita a España después de más de veinte años, sonó su emblemático “Paradise city” para alcanzar la apoteosis total. Derroche de voz de Axl, solo entregado de Slash, coros de McKagan y Slash en el mismo micro, confeti y traca final de fuegos artificiales coincidiendo con los últimos acordes de la canción. Brutal final que cerró como se merecía la cita madrileña.

Casi 3 horas de concierto de la emblemática banda californiana que no dejó indiferente a nadie. Puro derroche y entrega de uno de los grupos de rock más influyentes e importantes de la historia de la música, lo mires por donde lo mires.

Puede que se reencontraran para engrosar sus cuentas bancarias, puede que estén más mayores, más gordos y menos guapos, pero desde luego que no han venido a pasearse por los escenarios de todo el mundo y poner la mano para la propina. Han vuelto para hacer música, y de la buena, y quizás para saldar una deuda emocional con sus seguidores y con ellos mismos. Gigantesca demostración de calidad musical y de capacidad para hacer feliz a la gente, que como dije al principio, llegaba muy feliz antes del concierto y se marchó a su casa, el doble si cabe. No escuché ni una sola mala palabra del espectáculo, sólo alabanzas.

Y yo, que no me lo imaginaba, podré contar orgulloso a mis nietos, que presencié la reunión en la cumbre de Guns N´Roses en Madrid.

Redacción: Iñaki Molinos M (@elBUniversal)