Crónica concierto sala El Sol de Madrid
Crónica y fotos: Sergio García Lavilla

Concierto presentación del segundo álbum del dúo granadino, que toma el nombre de Alegría (2022), todo un alegato a la diversión, con el que nos adentran en un ambiente más festivo, pero sin perder la esencia de su álbum debut Fiesta Nacional (2021), en el que nos mostraron la fusión del pop psicodélico español de los 70 y los clásicos cantautores nacionales de los 80.

Lejos de caer en las garras de las multinacionales, y ser dirigidos en sus composiciones, Germán y Joseca han autoproducido su segundo trabajo. Repitiendo bajo la batuta de Raúl Perez (Pony Bravo), incluido el diseño del disco por su propio estudio de diseño (Boo), han contando con las intervenciones de auténticos pesos pesados de la canción como Solea Morente en Pansequito.

El sonido es una mezcla de tropicalia (según sus propios componentes) y de psicodelia con guitarras y mucho PAD (sonidos ambientales envolventes), inspirado en la italodisco y la chanson francesa, sin alejarse del pop psicodélico que tanto les funciónó en su primer álbum.

Me quedé con ganas de verlos en su anterior paso por Madrid, y no podía perder la oportunidad de verlos en directo y corroborar lo que sus discos transmiten, un ambiente de fiesta cañí con mucho ritmo y ese ambiente que nos sumerge en el Festival de Benidorm.

Apertura de puertas a las 9:30, la sala se va llenando poco a poco hasta el casi lleno, ambiente muy heterodoxo, pero que viene con ganas de pasarlo bien.

A las diez salen al escenario los componentes de Morreo, acompañados por batería y bajo, para llevarnos con sus ritmos al mismo Mediterráneo, a la fiesta, al desenfreno, al amor,…..

Empezamos con el bolero La Flor de mi Jardin, con su ritmo lento, envolvente, quizás algo triste que da paso al más indie-rock de Hola Corazón y su tremendo estribillo ultrapegadizo. Enlazamos rápidamente con Los Turistas y su sonido de bachata melancólico aderezado con un sample repetitivo muy adictivo, seguimos con la rumbita de Pansequito (sin Soleá Morente) basada en la canción de Camarón Serenito, con el que sacaron todas las ganas de fiesta del personal.

El concierto se convirtió en una fiesta de la mano de canciones como la cumbia Pichaman, el ritmo disco de Propina y su referencia a los Panchos, la Psicodelia a lo Temples de Soy un Rayo, la sensualidad de Mambo en la que nos dijeron que esta noche todo Madrid iba a hacer el amor (subiendo mucho el ambiente de la sala).

Lo que más me gusta de este grupo es la variedad de su estilo y como lo saben conectar, al más puro estilo Hidrogenesse, Fangoria, Sons of Raphael.

Tras Alegría y la pegadiza Higuera llegábamos al final del concierto pero quedaba el plato fuerte, el más puro sonido Brincos mezclado con Veronica Fall, el primer single del grupo y el que los define en su totalidad (música de los 60 actualizada al shoegaze del siglo XXI al más estilo Tame Impala; se trata de Pesadilla Pop, temazo que acabó por reventar el Sol.

Quedaban solamente dos temas, el bakalao cañí a lo Ladilla Rusa de Sol y Sombra y los ritmos locos de Mosquito, timbales, congas, carracas, combinados con los sintes muy agudos sacados de samples de animales, empastándolo con el hit de Mystic Ritmo de la Noche, cerrando sin bises un gran concierto (un guateque mejor dicho) con un público entregado a este dúo que ha conseguido afianzarse en el panorama pop español.

Escucharlos es un chute de buenas vibraciones y buen rollo…si podéis id a sus directos…son realmente adictivos.

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