Texto y fotos: Sergio García Lavilla
Concierto perteneciente a la Gira del disco ‘Cuchillos y Diamantes’, de la banda granadina formada a mediados de los 90. Liderada por Juan Alberto Martínez, con una docena de Lp’s a sus espaldas, nos traen un trabajo que, con un sonido claramente Mutante, nos adentra en una decena de canciones cuchillo (sanadoras) y diamante (cosas que merecen la pena).
La cita era en la Sala Lula Club en Gran Vía, incluido dentro del ciclo de conciertos Jaguar (Intromusica) que tiene grupos programados, para este noviembre y diciembre, como L.A., Apartamentos Acapulco, Giant Sand, Miles Kane entre otros.
La cita era a las 8, pero por Instagram se anunció que la apertura se adelantaba 30 minutos, para poder dar más minutos al telonero; que, en este caso, se trataba de todo un trotamundos, un músico que ha pasado por bandas míticas del panorama indie español, como son el caso de Tachenko y La Costa Brava.
Con la sala todavía medio llena, comenzaba el cancionero en acústico de Richie, basado en temas propios (diez años de carrera en solitario le avalan) y algunos de Costa Brava, que según él, eran los que más le gustaban al fallecido Sergio Algora. Pasamos un buen rato con el pop con raíces rockeras y letras muy cuidadas (se nota su paso por la Facultad de Filosofía), muy Xoel López.
Tras un pequeño interludio amenizado con temas de Rufus T Firefly entre otros, durante el que se iba llenado la sala, bajaban por las escaleras (el Lula es como Broadway) los integrantes de Niños Mutantes.
Primeros acordes de La Ola que demostraban que, tras casi 30 años sobre los escenarios, la voz es uno de los valores principales de esta banda, que ya les gustaría a muchos grupos que se las dan de estrellas y que en directo dejan mucho que desear.
Con un ambiente de clubbin, oscuridad, tonos rojos y azules, humo (demasiado a mi parecer) para dar una sensación de concierto íntimo, para verdaderos fans (que lo eran), desgranando temas de su último disco No tengo Remedio, 16, Buena Suerte, No has venido a Sufrir, sin olvidar guiños al trabajo anterior Ventanas que no pudieron girarlo por la Pandemia.
El concierto se desarrolla bajo una complicidad absoluta con el público, bromeando entre ellos y con el público, hablándonos de su trayectoria mientras intercalaban temas de antes como Hermana Mia y Todo del Futuro, alternando guitarras acústicas con eléctricas.
Se despedían (sin un bis…no podía ser) durante breves minutos, retornando al escenario en acústico para tocar Mi Niño, preludio del momento cumbre que llegaba con Errante (2010), quizás el himno por el que el grupo es más recordado y es más reconocible. Tardó en arrancar, al dedicarle el tema a Virginia, la persona que según el grupo más les había apoyado y que sin ella, nunca habrían llegado hasta aquí.
Pero cuando empezó la letra…..”No te creas lo que dicen de mi…..”, se coreó como si todos fuéramos un grupo, no había pared de cristal entre ellos y nosotros, es lo que ocurre con los himnos (Indestructibles, La Mujer de Verde,…..), simplemente mágico, por el ambiente y porque parecía que estaban tocando para amigos, o tal vez éramos amigos para un grupo que transmite magia, proximidad, buen hacer y sobre todo, se basa en la belleza de los simple.
Se despiden, o eso intentan, pero no pueden ante un enorme griterío por lo que deciden tocar una canción, pero a elección del bajista Miguel Haro. Se trata de nada más y nada menos de Como yo te Amo, en la versión que el grupo grabó hace años y que es la mejor versión que se puede hacer del clásico de la Jurado. Es curioso ver como canciones tan icónicas son conocidas y sentidas por el público actual y no tan actual, cantadas con sentimiento.
Aún quedaba tiempo para un tema adicional que sirvió para terminar una velada increíble, intima y especial, en la que los granadinos demostraron que resultar brillante a la par que sencillo, equilibrado y contundente, y no dejar de acariciar con tus canciones…se puede hacer.
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