Larkin Poe en Madrid 2023

Crónica y fotografías: Sergio García Lavilla

Concierto perteneciente a la gira europea de ‘Blood Harmony’ del dúo compuesto por Rebecca y Megan Lovell.

Originarias de Atlanta (Georgia), pero residentes en Nashville, la cuna de la industria country, conocidas anteriormente por el grupo de folk, The Lovell Sisters, en el que actuaban con su hermana Jessica, pero con un toque más bluegrass y sonido acústico. Ahora se han electrificado y han adquirido un tono al más estilo Jack White, Fleetwood Mac o Sheryl Crow, con guitarras pesadas que en muchas ocasiones hacen que la batería y el bajo pasen desapercibidos.

Con un impresionante directo, que han tenido la oportunidad de ir perfeccionándolo, gracias a telonear a artistas como Elvis Costello y Keith Urban, nos citaban en la Riviera junto a los teloneros The Sheepdogs, la misma tarde que León Benavente celebraba su décimo aniversario como banda.

Apertura de puertas a las 19:30, con un público muy centrado en la cincuentena seguidores de la música blues rock de finales de los 70s, nos indicaba que lo que íbamos a ver sería, como suelo decir, Concierto Gourmet.

Los teloneros eran los canadienses The Sheepdogs, que mezclan boogie-rock sureño, rock psicodélico bien surtido de groove y rock’n’roll con espíritu de revival, situándose entre Led Zeppelin y Crosby, Stills & Nash, muy cercanos a los Black Crowes.

Para un no iniciado, parece que se ha montado en una máquina del tiempo, transportándose a finales de los 60, con imaginería muy Eagles, liderados por su frontman Ewan Currie, nos deleitaron con 9 temas entre los que incluían clásicos como Find the Truth, I dont Know, Scarborough st Fight y la country y su punteo de guitarra de la serie televisiva Top Gear Nobody, con un sonido perfecto y un tempo que hacía tiempo que no veía en un directo, muy empastados todos los instrumentos.

Con la sala con un casi lleno, tocaba el turno de las espectaculares hermanas Lovell.

Suenan los acordes de White Room (Cream) mientras van tomando posiciones vestidas de riguroso blanco, acompañadas de batería y bajista que se sitúan en segundo plano.

Sin más preámbulos suenan los acordes de Strike Gold, primeras guitarras y potencia de voz, con una energía indescriptible eleva la temperatura, que se ve al enlazar con el blues acelerado de Kick the Blues, en donde los punteos de guitarra con el slide, marca de la casa, hacen la delicia del personal.

El concierto se basa principalmente en su último LP, con dos partes diferenciadas, una primera en la que suenan plugged con temas como Preachin Blues, Summertime Sunset, recuperando temas como Bleach Blonde y Blue Ridge Mountains de su LP Venon and Faith; y otra en acústico, rememorando los orígenes del blues en America.

La parte acústica fue muy íntima, pidiendo silencio total al público (y lo consiguió) con toda la banda alrededor de un micro que sonaba a años 50. Explicando los orígenes nos deleitaron con 3 temas, Might as be Well, Southern Confort y una deliciosa cover de Cocodrile Rock de Elton John, que sirvió para reconectar con las eléctricas guitarras que nos llevarían a un final de fiesta liderado por Bad Spell, Wanted Woman, y tras una pequeña despedida, retornar al escenario con Deep Stays Down.

Las hermanas lo disfrutaron, se las veía, dentro de una velada de autentico blues, country, bluegrass, sonido 100% Georgia, al igual que el publico que se acercó a disfrutar de un tipo de música que es difícil de escuchar fuera de las fronteras americanas.

Gran concierto, gran sonido, mereció la pena transportarse a la América profunda.

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