Crónica: Sergio García Lavilla
Concierto perteneciente al cierre de Gira del Segundo trabajo de la banda murciana, que lleva por título ‘Cowboys de la A3’ (23) y que llenó el Wizink para deleite de 15.000 seguidores, que agotaron las entradas en apenas unos minutos de ponerse a la venta en noviembre del año pasado.
Cuando leáis esta crónica (si es que lo estás haciendo) será una de las decenas que habrán salido a las 24h, alagando, encumbrando, adulando, deshaciéndose en calificativos superlativos del concierto que pudimos presenciar en el Wizink, lugar elegido para los grandes (una vez que el Bernabéu acabe la insonorización) en la época invernal.
Lugar de culto donde Raphael, Paul McCartney, Arcade Fire, The National, Dani Martín, Sabina, congregan a sus fieles, fue el lugar elegido por Arde Bogotá para darse un baño de masas de la mano de la productora Son Buenos.
Un par de horas antes ya había gente esperando para acceder a la pista y poderse situar cerca de sus ídolos, el resto, que tenía grada o con algo menos de fenómeno fan en sus venas, abarrotaban los bares que circunvalan el Wizink (algunos imposibles de entrar).
El escenario recordaba a los que solía utilizar Héroes del Silencio, me explico, con una amplia pasarela que partía la pista en dos y una pantalla en la que se proyectarían imágenes acompañando los temas de la banda, coronado por una especie de anillo que serviría para proyectar imágenes del grupo.
Con puntualidad británica se van tomando posiciones para arrancar con Veneno, apoteosis total, Antonio en su línea, un auténtico frontman que cada más Bunburizado, desde que les ví hace años presentando su primer LP en la Riviera (Vibra Mahou), siendo poco conocidos y con el pelo corto (2021).
Con Abajo y Quiero Casarme contigo nos avanzaban una noche en la que recorrerían toda su obra, pero que supondría en mi más sincera opinión, lo que a la postre me dejaría un poco frio, con respecto a lo que me esperaba al tener bastantes altibajos (no para los fans que eran el 98%).
Si metes Que vida tan dura como quinto tema, pones rápidamente el listón arriba, por lo que el bloque Beso, Tijeras y Sin Vergüenza, se hace un poco monótono.
El sonido es bueno (desde pista), luces y escenario espectacular, quizás quedaban muy lejos unos de otros lo que les hacia tender a usar la pasarela, cosa que agradecimos, el anillo superior a modo de Sol, proyectaba imágenes de Antonio que quedaba muy faraónico.
No es hasta Exoplaneta cuando vuelve a coger impulso el concierto, sacando las hojas que nos dieron en la entrada y con Antonio en la pasarela alzando los brazos mientras la gente coreaba al unísono el tema que fue himno durante la pandemia.
Momento Pink Floyd cuando Antonio se sube a la zona del circulo como en Comfortably Numb en el O2, con David Gilmour en lo alto de la muralla, quizás algo sobredimensionado, pero muy efectivo visualmente.
Momentazo orquesta a partir de Torre Picasso, que sonó perfecta, pese a ser una canción muy Doorsiana (minutada a lo The End) y manteniendo la orquesta hasta los bises que cerraron con La Salvación.
Quedaba lo mejor, sus himnos, lo que todo el mundo esperaba, Los Perros, su primera maqueta Antiaéreo y Cariño para cerrar una Fan Fiesta en la que tocaron todo lo que tienen y disfrutaron sus incondicionales.
Como he dicho, esperaba algo más dinámico, más potente y quizás no tan performance……espero que no terminen como hicieron Héroes y podamos ver su evolución hacia un tercer disco que puede ser su consagración como los dignos sucesores de Second y Viva Suecia.