Crónica y fotos: Sergio García Lavilla
Concierto perteneciente a la gira presentación por Europa del segundo disco de la banda de Essex que lleva por título ‘Still Nervous’ con el que se afianzan como una de las mejores bandas punk-rock inglesas del momento, apadrinadas por el mismísimo Billie Joe Amstrong de Green Day.
La cita era en la Sala El Sol, en pleno puente de diciembre, con un Sold Out que hacía presagiar, lo que al final se convirtió en una fiesta total. Nada que envidiar a las míticas salas de finales de los 70, en la que grupos como Sex Pistols, The Damned, Ramones o The Dead Boy, desplegaban decibelios, de letras simples pero directas y guitarreo con mucha distorsión y amplificadores que hacían reventar los medidores de ruido cercanos.
Con una sala casi llena, tocaba descubrir a los Ultra Q, banda liderada por Jakob Danger, que a su vez es hijo del mítico cantante de Green Day, Billie Joe Amstrong. No tan speedicos como sus progenitores, la banda se mueve entre indie, punk y a veces el Rock Alternativo, resultando muy interesante su propuesta, manejando tempos y abriéndose a estilos no tan encasillados como otras bandas de post-punk. Temas de su último trabajo como Meet in the Middle o Waiting, se alternaron con los de su primer trabajo In a Cave in a Video Game con menos arreglos, pero muy frescos como Rosy.
Con la sala llena ya se anticipaba el jaleo durante la prueba de sonido de batería, bajo…en la que el público estaba en el Pit Lane, con los motores encendidos a la espera del semáforo Verde que fue ni más ni menos que Baby Drumm.
Locura total, pogos, empujones, Stage diving, descarga de adrenalina por parte de un público que venía a eso, a desfasar al ritmo de la ametralladora de temas, que iban sonando a ritmo Ramones y que hacían las delicias de unos afortunados fans que consiguieron entradas.
Un recorrido por sus dos álbumes en un frenético concierto en el que el punk fue el hilo conductor, con un sonido muy limpio, quizás algo baja la voz (algo que es frecuente al potenciar mucho la salida del bajo y batería).
Musicalmente, toman riffs sencillos de garaje punk, triplican la velocidad y luego los meten en una licuadora con un complemento completo de armonías vocales toscas, palmas y estribillos simples y pegadizos, como en el caso de All Right, Dont Stop, You Should Now, Antidote.
Aunque en algunos temas siguen los frenéticos pasos de artistas como los Dickies y Jay Reatard, derrochando melodías y licks de guitarra con alegre abandono, como se ve en temas como Radio Punk, Last Beat, o con el que cerraron pre bises The Kids Will Never Have Their Say.
No tardaron mucho en volver al escenario para la traca final con desparrame del personal incluido.
Con el 1,2,3,4 a lo Ramones y un bajo con una presencia brutal toca el turno de You’ve Got the Nerve, pelotazo a altas rpms, que dio paso a Can’t be Mine para cerrar con el magistral Dreaming, que aprovecharon los últimos saltadores para darse el gusto de haber retrocedido en el tiempo hasta los garitos londinenses de los 80.
Descarga total de adrenalina y buena música que hizo de la Sala el Sol una autentica olla a presión.
Y como decía Sid Vicious, “La vida es corta, así que vívela al máximo”.