concierto Una noche en la movida Madrid

El pasado lunes día de San Isidro el Wizink Center acogía “Una Noche En La Movida”, un festival de música con varios de los grupos que triunfaron allá por los años ochenta. En cuestión fueron seis las actuaciones que se dieron cita, por la parte española Pistones, Miguel costas (Siniestro Total) y Nacha Pop y por la parte británica Immaculate Fools, The Stranglers y Echo & the Bunnymen, todo ello amenizado con Djs originales de Rock Ola durante las primeras horas y entre concierto y concierto.

La noche empezó con Pistones, grupo quizás algo olvidado y del que algunos recuerdan sólo su tema “El pistolero”, el cual algunos ya pedían a la mitad de su set. Sin embargo, sus canciones siguen sonando tan juveniles y frescas como hace 30 años, temas como “Lo Que Quieres Oír”, el rock sesentero de estribillo fácil y con reminiscencias musicales como “Los Ramones” o la que posiblemente sea su canción más redonda “Metadona”. Les siguió Miguel Costas tocando canciones de su época en Siniestro total como “Bailaré sobre tu tumba”, “Miña Terra Galega” su versión del “Sweet Home Alabama” de Lynyrd Skynyrd o “Nocilla ¡Que Merendilla!”, a pesar de la actitud punk con la que salió, intentando jalear al público: “¡Esas palmas coño!”, no llegó a conectar del todo con él, quizás por la temprana hora o por la corta duración de los conciertos. Más tarde llegaría el turno de Immaculate Fools con nueva formación, sonando bien, pero faltos del rodaje suficiente para sonar como sonaban en los ochenta (veinte años de parón no perdonan), el palacio de los deportes se quedó algo grande para su música que seguro ganaría muchos puntos con un directo más acústico en alguna de las salas madrileñas.

Tras la banda británica salió al escenario los esperadísimos Nacha Pop, que aun adoleciendo de la figura de Antonio Vega como autentico referente, es de envidiar la capacidad de Nacho Garcia Vega con una actitud más rockera que la que siempre tuvo su primo de centrar la mayor parte del concierto en sus canciones, mezclando alguna de sus recientes canciones sin desentonar con su ya mítico repertorio con canciones como “Vístete”, “Lucha de Gigantes”, “Una decima de segundo”, “Chica de ayer” o “Grité una noche”, dejando tras de sí un concierto más que decente. Es difícil mantener una banda durante 20 años sacando material y sonando perfectamente engrasada, si el período se extiende a 30 años como es el caso, esto pasa a ser sólo apto para unos pocos elegidos. Este no fue el caso de casi ninguna de las bandas que tocaron la noche del lunes, sin embargo es de destacar entre ellas la honestidad de Nacha Pop y la firmeza de The Stranglers, que siguen sonando de lujo al ritmo que marca el bajo de Jean-Jacques Burnel y la voz de su guitarrista Baz Warne, mostrando que lo que a primera vista podría verse como un inconveniente, tras varios cambios en su formación en las que ya no está su cantante y guitarrista original Hugh Cornwell, puede llegar a digerirse bien y es que ya llevan más de diez años con Baz al frente sonando como si por ellos no hubiese pasado los años con grandes canciones como “Peaches”, “Golden Brown” o el tema con el que cerraron “No More Heroes”.

La noche se cerraría con el gran triunfador de la noche, y es que los de Ian McCulloch son uno de esos pocos elegidos en estos de la música, un concierto que desde la primera canción con el escenario lleno de humo se empezó a notar que juegan en otra liga, un grupo que después de más de treinta años siguen sonando perfectos, haciendo que la edad sea solo una idea que tenemos en la cabeza, por Echo & the Bunnymen no pasa el tiempo y tras mostrar todo su arsenal con “The Cutter”, “Nothing Lasts Forever”, “The Killing Moon” o la última canción de la noche “Lips like Sugar”, mostraron como una banda y su música pueden ser eternas.

Texto: Ramón Bravo Martín