Pumuky Madrid

Pumuky: Viaje poético hacia un Castillo Interior

Hacía tiempo que buscaba un concierto que reuniese un mínimo de condiciones: que no fuese a la hora de comer, que no fuese en un teatro y que el grupo presentase material nuevo. Sabía que era difícil, que la situación actual hace que pocos grupos se atrevan a lanzar material nuevo, ante la imposibilidad de girar para promocionarlo.

Pero entonces aparecieron por Madrid los hermanos Jair y Noé Ramírez, o lo que es lo mismo, Pumuky para dar un par de Conciertos en la Sala Maravillas y actuar en el Día del Libro, presentando su último EP “Castillo Interior” (2020). Después de 5 años de su último LP Justicia Poética, en el que tuvieron que reinventarse prescindiendo de la batería y pasándose a los sintetizadores, vuelven sin la pareja de guitarras que completaban el grupo.

Pumuky se dio a conocer en el 2003 al ser elegida por la mejor maqueta del Año en Disco Grande, grabando su primer LP en 2006 “De Viaje al País de las Tormentas”, y los tres siguientes de la mano de Jabalina (“El Bosque en Llamas”; “Plus Ultra” y “Justicia Poética” 2015). En su larga trayectoria se ha tenido que reinventar para adaptarse a los problemas logísticos de mantener una banda desde las Islas Canarias.

Pero no quiero aburriros con más información y vamos a lo que en realidad os importa.

Tarde de jueves algo lluviosa, cojo el metro y me bajo en Tribunal, me asaltan los recuerdos de mis años de Facultad y mis salidas por Malasaña (nada que ver con lo que es ahora) en los que la Plaza del 2 de Mayo era como el Bronx y las calles aledañas toda una aventura, con garitos míticos como la Sala Maravillas, Malandro, Nueva Visión, Vía Láctea….y el Madroño.

Llego a la Sala y paso los controles pertinentes de Gel, temperatura y toma de datos para seguimiento de Covid. No hay mucha gente porque está limitado el aforo, lo que hace que el concierto tenga formato de pase privado (cosa que para cierto tipo de música se agradece).

Salen los hermanos Ramírez al escenario y tras colocarse la guitarras empiezan a sonar los primeros acordes de La Venganza de Rubik en los que nos sumergen en esa atmósfera oscura que impregna sus temas basada en sintetizadores que en un primer momento ocultaba la parte melódica (tal vez por lo reducido de la sala), enlazando con Taniyama-Shimura y Escritura automática 8 mm con sonidos envolventes que recordaban en muchos momentos a los grupos de Darkwave de los 80. Tras dar las buenas noches, Jair nos cuenta que no tenían nada claro el poder volver a tocar en Salas y que hasta que no han hecho la prueba de sonido no estaban nada seguros. Retoma con La Culpa y el Librepensador para enlazar con el tema más reconocible de su LP El Bosque en Llamas, es el temazo Si desaparezco.

Aquí es cuando nos presentan los 4 temas de su último EP Castillo Interior, que siguen en la línea de la sugestión y de mágicas melodías que nos llevan al país de la ensoñación, creando un ambiente denso pero a la vez atractivo que recuerda a Joy Division, Dead Can Dance, incluso a Portishead (autenticos dioses de lo inclasificable).

Para cerrar el concierto y apremiados por el maldito toque de queda, nos deleitaron con los temas El Eléctrico Romance de Lev y Metamorfosis, con un final de concierto a lo Jimmy Hendrix acoplando la guitarra al altavoz y generando una atmosfera de caos y delicioso éxtasis de final de fiesta.

Un concierto atípico en una época distópica pero que me transportó a tiempos en los que solamente nos preocupábamos por pasarlo bien y disfrutando de la buena (buenísima) música.

Crónica y fotos: Sergio García Lavilla