El lunes 12 de junio una de las más grandes bandas de los últimos treinta años se presentaba en Madrid con su nueva gira europea y lo hizo después de venir de dar sendos conciertos los dos días anteriores en Barcelona y Francia. La banda barcelonesa Holy Bouncer abrió la noche con una gran colección de canciones de su primer álbum, con su rock sureño con toques de soul y de garaje en alguna de sus canciones realizaron un buen concierto ante la poca gente que se había acercado a la riviera antes de las nueve de la noche, hora señalada en las entradas como comienzo del concierto de los de Bobby Gillespie, que tampoco llenarían la sala.
Veinte minutos más tarde de las nueve entraron Primal Scream comenzando de forma demoledora con «Swastika Eyes», presagiando lo que podría ser un gran concierto con todo el mundo entregado a sus canciones. Con “Slip Inside This House” ya se puso de manifiesto que la voz de Bobby no se iba a escuchar de forma nítida durante todo el concierto, intentando remontar rápidamente el concierto con la rockera “Jailbird” con ese riff de guitarra de la mano de Andrew Innes, aun así el concierto empieza a adolecer de ritmo, con un Bobby Gillespie que da palmas de una lado a otro del escenario para intentar animar al público aun más de lo que ya estaba coreando sus canciones.
El show entró en el tedio repasando algunas de las canciones de su último disco “Chaosmosis” como “100 % Or Nothing”, “(Feeling Like A) Demon Again” o “Where The Light Gets In” que definitivamente no suena igual sin la replica a las voces de Sky Ferreira, terminando así rápidamente el concierto con hitazos incontestables como «Country Girl» y «Rocks». El grupo como habitualmente se tiene previsto en todos los conciertos volvió al escenario para tocar dos temas más “I’m Losing More Than I’ll Ever Have” y la mítica “Movin’ On Up” con el público haciendo los coros con el estribillo: “My light shines on”.
En sólo una hora de concierto Primal Scream había tocado todo su repertorio de canciones preparado para el concierto en la Riviera incluyendo bises. El grupo se marchó, pero el público cabreado no se movió y empezó a jalear al grupo para que volviera otra vez, transcurridos unos cinco o diez minutos, después de que los backliners estuvieran recogiendo los instrumentos y cables, Primal Scream se animó a volver a hacer un segundo bis apareciendo en el escenario con un futbolístico oé, oé, oé y dar carpetazo al concierto interpretando “Come Together” donde el público coreo una y otra vez su eterno estribillo alargando el concierto.
Tras este segundo bis el público fue abandonando la sala con la sensación de haber vivido un mal concierto de sus ídolos y es que el público que va a una sala a ver a su grupo favorito pagando entradas superiores a cuarenta euros espera algo más de un concierto en sala que en un festival, más si es una banda que tiene un repertorio inmenso a sus espaldas como lo son Primal Scream, espera que toque un mínimo de hora y media y no una hora como puede hacer un grupo random en cualquier festival random. Primal Scream no es un grupo cualquiera y así deberían hacérselo saber a todo su público dando un paso adelante que ya deberían haber dado hace mucho tiempo atrás, realizando conciertos más extensos y actuando como la gran banda que realmente son.
Texto: Ramón Bravo Martín