Crónica Placebo en Madrid

El pasado 29 de abril se celebró el concierto del grupo británico Placebo, en el Wizink Center (Palacio de los Deportes) de Madrid, que festejaba el vigésimo aniversario de la banda. A eso de las ocho de la tarde comenzaba a llegar el expectante público, emocionado de disfrutar de una noche de rock rememorando los éxitos acumulados desde hacía dos décadas.

Una hora más tarde comenzaba a sonar el ritmo de Digital 21 y Stefan Olsdal (guitarrista de Placebo) sobre el escenario, que sirvió para hacer entrar en calor y ambiente antes de recibir a la tan esperada banda. Un género difícil de definir: música electrónica, rítmica y vibrante acompañada de un cuarteto de cuerda formado por dos violines, un chelo y una viola acompañados de unas imágenes proyectadas de un estilo muy retro, acorde con la estética completa de la noche.

Pero la euforia se expandió cuando tras el humo apareció Brian Molko acompañado del resto de la banda y empezaron a sonar los primeros acordes de Pure Morning. De ahí en adelante y hasta más o menos las doce y media de la noche fue un no parar de cantar, saltar y melenas al viento sacudiéndose al ritmo del batería Steve Forrest. Antes de interpretar su nuevo tema, Jesus’ Son, Brian (guitarra y vocalista) se refirió al público por primera vez muy agradecido hablando en español “Gracias por venir a nuestro cumpleaños”, y a continuación el público respondió cantándoles el Cumpleaños Feliz para la sorpresa del grupo. Aunque para momentos inesperados, la ovación de varios minutos que recibieron los de Placebo tras cantar I Know, aún cerca del principio del show.

A lo largo del concierto Brian y Stefan cambiaban de guitarra continuamente y se relacionaban afectivamente con la pista, como reflejo del cariño entre músicos y público tras tantos años de recorrido. En un punto del concierto, tras sonar increíbles temas como Too Many Friends, interpretaron un homenaje al fallecido David Bowie cantando Without You I’m Nothing en la que originalmente colaboró el Duque Blanco, y con unas imágenes del mismo sonriente proyectadas en las pantallas a todo color junto a los gritos finales del público de “¡Bowie!, ¡Bowie!”

Con Lady of the Flowers pusieron fin a la sección melancólica de la noche y comenzó lo que ellos pidieron que fuera: una verdadera fiesta. Querían ver a la gente disfrutar y así fue. De haber sido por la pista, habrían seguido hasta las mil, pero después de bailar la muy esperada The Bitter End, entre otras, y tras dos bises, Placebo se despidió después de dos horas y media de concierto dejándonos un muy buen sabor de boca y ganas de más.

Texto: Marina Robredo Neyra