Nudozurdo en concierto

Texto: Víctor Robi

Comenzamos el año con uno de los grupos más especiales dentro del panorama nacional: Nudozurdo. Su propuesta, lejos de lo popular, nos lleva a esos caminos oscuros que no se suelen abordar, con unas melodías psicodélicas que te atrapan.

Es una banda de rock indie y pop rock de Madrid, formada en 2001. Originalmente compuesta por Leopoldo Mateos, Felipe Salazar y Daniel Asúa, la banda ganó reconocimiento en 2009 al ser premiada como grupo revelación en los Premios de la Música Independiente UFI¹.

Se presenta la nueva formación, aunque con viejos conocidos como el batería, comandada por Leo Mateos, para comenzar con uno de los mejores temas de su último álbum, «Carta a Nina», en el cual podemos apreciar a la perfección los tintes de la producción del nuevo disco, con unos temas más lentos y melodías más limpias sin abandonar esas letras incómodas. Con «La Isla del Diablo» se aprecia al inicio una distorsión por la mezcla de instrumentos que hace que apenas se pueda distinguir la voz. Sería el único fallo que presentarían en la actuación.

Se desataría la locura recuperando clásicos como «Conocí el amor» o la coreada «Ha sido divertido», respetando la nueva producción. Porque si algo ha caracterizado a la banda es no estancarse y hacer música para divertirse, saltándose los ritmos marcados en los álbumes. Y este es otro punto, porque cada gira es diferente a la anterior.

Los instrumentos seguían influyendo bajo el peso de la batería, defendiendo los temas más recientes como «No te puedes rendir» del reciente EP o «Bisontes albinos», que suenan a la perfección en un Ocho y Medio hipnotizado antes del éxtasis desatado por «Mil espejos», que pone los pelos de punta y saca los sentimientos a flor de piel, incluso lágrimas entre el público.

Pasaríamos el ecuador del concierto sin mediar palabra de la banda con el público, quedando todavía más madera por quemar, entre la que destacan «Prometo hacerte daño» o «El hijo de Dios», que desataría a Leo danzando por el escenario guiado por la complicidad de sus camaradas.

Aún quedaría tiempo para más con el bis que nos llevaría más de 20 años atrás con «Dentro de él», nos sacaría todo lo que tenemos dentro con «Dosis moderna» o nos llamaría a la revolución con «Hay que matar al cerdo».

Fue un concierto necesario, como lo es Nudozurdo, que lleva más de 20 años sacando todo eso oscuro que está dentro de la gente y de la sociedad que nadie más se atreve a sacar. La actuación fue muy buena, mucho más clara y limpia que en otras ocasiones. ¿La mejor de todas? No sabría decirlo, aunque la más especial fue la de la Faena II. Por ponerle alguna pega a la actuación, es que no cayera ningún tema del infravalorado «Rojo es peligroso». Con la nueva formación, seguro que sonaban de lujo temas como «Debo de ser un robot» o «El grito».