Fat Dog en la sala El Sol

Crónica: Sergio García Lavilla

Concierto presentación del primer LP de la banda inglesa, que lleva por título WOOF en clara alusión al sonido con el que hacen el ladrido de un perro en los países angloparlantes.

El grupo que nació en plena pandemia en el sureste de Londres, de la mano de Joe Love (cantante) haciendo unos primeros temas con el portátil y añadiendo poco a poco componentes al grupo para darle mayor drama (guitarra, bajo, saxo, batería) y desarrollar lo que podemos denominar electro-rave-punk.

Lo que ha caracterizado a esta banda y la ha hecho tan popular en las redes sociales, ha sido y es, la fiesta que son sus actuaciones en sala (digamos que son una especie de IDLES pero más techno).

La cita es en la Sala El Sol, perfecta para lo que se venía, en un día lluvioso entre semana, que no impidió el sold out del evento que incluía una sesión de DJ del propio grupo posterior al concierto (si es cierto que no suelen durar más de 45-50 minutos porque todavía no tienen suficientes temas).

Con apertura de puertas a las 9 ya se veía que la cosa prometía, con un tipo vestido de unicornio entre el público esto pintaba bien. Con la sala llena en poco menos de 15 minutos, salían al escenario a las 9:30 para dar comienzo a un frenético show que comenzó con Vigilante, un compendio de drum-bass con sonidos balcánicos que van calentando motores, con capas de sintetizadores y cuerdas que consiguen hipnotizarnos a todos.

Con Closer to God empezamos en un crescendo soportado por un potente saxo, con el teclista Chris haciendo de flautista de Hamelin desde la propia pista, que desemboca en un clímax de rave industrial. Sin apenas respiro vamos a King of the Slugs, algo más tranquilo al meter más lírica con autotune y sonidos balcánicos, pero que va cogiendo velocidad para un estribillo adictivo que invita a bailar y saltar, empujar, en los 7 minutos de duración que tiene cierta reminiscencia a los Faith no More.

Momentos algo más tranquilos si eso es posible, los tuvimos con Clowns y Wither, que fueron la antesala al final de un breve show. Con All the Same, quizás el más representativo del movimiento EBM de los primeros 80, en los que mezclamos bases a 100bpm con sonidos punk (no dejéis de escuchar a los clásicos de Front 242), llegamos al final del corto, muy corto para lo bien que lo estaba pasando el público.

Era el momento de Running, el clímax de la rave, con todo metido (sinths, batería, bass, …..) y todo el mundo saltando como una sola persona en una electro fiesta, empujando y sudando como nunca. Tras despedirse tras 30 minutos, con la gente absorta (los que los conocen hace poco), quedaba esperar la versión de Benny Benassi con la que cierran sus conciertos, que no es otra que la famosa Satisfaction con ritmo pesado y un saxo predominante que despidió con galones lo que fue toda una fiesta.

Un soplo de aire fresco, que hace imprescindible vivir la experiencia de su directo, una fiesta…una rave…otra cosa que no podéis perderos.