Sabina en Madrid 2023

Crónica: Sergio García Lavilla

Concierto perteneciente a la gira despedida del genio de Úbeda que, sarcásticamente, ha denominado “Contra todo pronóstico”, y que probablemente sea de las últimas veces que le veamos sobre un escenario.

Hace casi 30 años que le vi por primera vez en directo, creo que fue por la gira de su 10º disco (si contamos la Mandrágora sería el 11º) que llevaba el título ‘Esta boca es mía’ y ya era considerado uno de los más grandes del panorama musical español.

No podía perderme esta despedida, así que, con un Sold Out en las 4 fechas de Madrid, me encaminé a ver a todo un mito, a nuestro Bod Dylan jienense (aunque madrileño de adopción), para despedirme de él, de sus temas en directo, de toda una vida de temas que nos han llenado huecos en el alma y cicatrizado heridas del corazón.

Los alrededores del Wizink estaban repletos de bombines, símbolo inequívoco de los seguidores de este truhan de la noche, del cantautor de la vida, que iban entrando sin prisa, pero sin pausa hasta llenar un Wizink con todo vendido, pero con sillas en pista (estilo Raphael).

Sin teloneros y un poco pasadas las 21:00 se apagaron las luces y ante una ovación atronadora, a sus 74 años se aproxima hacia su silla en medio del escenario, ataviado con un sombrero blanco y chaqueta azul el trovador de la noche más canalla de la historia musical nacional.

Que mejor tema para empezar el recital que un uno de los clásicos de Juez y Parte, como es Cuando era más joven, toda una declaración de intenciones sobre tiempos pasados, basados en su propia biografía (estuvo exiliado en Reino Unido en su juventud).

Sincerándose, reconoció que “En Madrid es donde más se le aceleraba el corazón y más le temblaban las piernas”, pese a haber recorrido medio mundo con esta última gira despedida.

Pese a Pongamos que hablo de Madrid es el himno por antonomasia, eligió Yo me bajo en Atocha como homenaje a la ciudad que le acogió y que le ha dado todo, con una imagen de la estación de Atocha como fondo.

Con Lo niego todo y Lágrimas de mármol nos acerca a su último disco (2017) pero sin olvidar uno de los temas más conocidos y escuchados como es Mentiras Piadosas o Por el Bulevar de los Sueños Rotos.

Hasta ahora el sonido bueno, pero se nota que a Joaquín le cuesta recuperar la voz, a veces se oye una respiración forzada cuando el tema se iba a ritmos más altos, pero nada importante, teniendo en cuenta que la gente coreaba todos los temas. Con Llueve sobre Mojado, una cover de Fito Paez y tras sincerarse sobre la soledad que va llegando a su vida, tras ir perdiendo a todos sus amigos, presenta a la banda que le ha acompañado durante la gira, para dar paso a descansar la voz con un par de temas interpretados por Mara Barros (Yo quiero ser una chica Almodóvar) y Antonio García (La Canción más hermosa del mundo), a lo que la gente aprovechó para salir a los baños (como los interludios de cualquier opera)

Con clásicos como 19 días y 500 noches, Una canción para Magdalena, Peces de Ciudad, Y sin embargo (brutal María Barros en la parte copla), llegamos a Princesa con un ritmo más rockero (creo que el original es el perfecto) coreado por todo el Wizink, para despedirse pre bises, ya con la voz muy fastidiada.

Quedaba la parte final, empezada por Jaime Asúa y El caso de la Rubia Platino, pero rematada por el maestro con temas como Contigo con ese piano inconfundible y perfecto para la voz ya quebrada de Joaquín.

Para terminar, quedaba el mix Noches de Boda y nos dieron las Diez, una ranchera con la canción que compartió estrofas con Ojos de Gata de los Secretos, que fue broche de oro para un recital homenaje a toda una trayectoria musical repleta de éxitos y de altibajos, pero que ha marcado a multitud de seguidores en su camino en la vida.

Gracias maestro.