Fuerza Nueva en Madrid

Llevaba tiempo intentando ver el proyecto Fuerza Nueva, que surgió allá por el 2019, por la unión de los inconmensurables Planetas, progenitores del indie español (los vi en el Festimad del 93 junto a Smashing Pumpkins), con Francisco Contreras alias Niño de Elche (referente actual del flamenco experimental).

La oportunidad nos la ha brindado Las Noches del Botánico, que ha conseguido un cartel muy completo, aun no disponiendo de grupos internacionales por las restricciones Covid, pero que muchas veces eclipsan o dan menos oportunidades a los grupos nacionales.

Ya no me acordaba lo que cuesta aparcar por la Ciudad Universitaria (el último DCODE fue hace dos años), pero uno se sabe algunos reductos escondidos donde sueles pillar hueco, así que me encaminé hacia allí. Retirada la acreditación y tras pasar los controles pertinentes, me adentro en el complejo que, para el que no lo conozca, está plagado de Food Trucks, Bares, Puestos de Artesanía, zonas de hamacas, mesas altas para tomar algo, y sobre todo….sombra.

Me dirijo a la zona de Conciertos para ver a los teloneros, que, en este caso, son unos granadinos (como Jota de los Planetas) con un nombre un tanto peculiar No sé a quién matar (NSAQM).

El grupo, con tan solo un EP y varios sencillos en el mercado, es una mezcla de Cocteau Twins con La Buena Vida (de hecho, versionan Vendimia del grupo donostiarra), se basa en la melódica voz de María Benavente que recuerda en muchos giros vocales a Clemence Quelennec (La Femme).

Recorrieron todo su repertorio durante 9 temas (Lluvia, Nube Jota, Bacilococo), y uno Autómatas en un escenario no muy propicio para este tipo de música, pero que resolvieron con un notable alto. Este grupo, en un ambiente adecuado, puede ganar muchos enteros y llegar a ser los Still Corners españoles.

Tras un descanso de 45 minutos para adecuar el escenario al espectáculo que nos iban a brindar Fuerza Nueva, el recinto se llena mientras desaparecen los últimos resquicios de luz y que nos hace presagiar el espectáculo que está a punto de empezar.

El escenario se llena de Capirotes de Semana Santa, empiezan a sonar saetas y la aparición de un humo que creaba un ambiente de Madrugá sevillana, sale al escenario El Niño de Elche y Los Planetas.

Primeros acordes de «Santo Dios» (Himno de Andalucía al más puro estilo misa flamenca) en los que vemos los impresionantes registros de El Niño de Elche y que nos mete de lleno en el ambiente sacramental de la escenografía del concierto.

Seguimos con «Campanilleros» y «Mariana», que representan lo que en un principio Jota buscaba en el proyecto de Himnos, o lo que es lo mismo, la fusión del flamenco con las melodías de los Planetas reinventando canciones populares dándoles otra visión.

Sigue «La Cruz» basada en la visión de Antonio Machado sobre la Semana Santa, conjugando una melodía de guitarras y voces al más puro estilo Planetas, con la voz de saeta del Niño.

Tras «La Canción de los Gitanos» (versión del Gelem Gelem) llega uno de los temas más controvertidos del disco. La versión de Els segadors como «Canción para los obreros de Seat» hace que el público coree el pegadizo estribillo ‘Coge la pistola hermano proletario.

Como preludio a otro plato fuerte de la noche, se pasa por el tema de los Planetas “Tendrá que haber un Camino” que en su momento tocaron con Enrique Morente y que el Niño de Elche no hace de menos.

El «Novio de la Muerte» es el momento cumbre del concierto y, sinceramente, se te ponen los pelos de punta entre lo que representa el tema y el ambiente que tras casi una hora han creado estos monstruos de la canción.

El concierto cierra con «Santo Domingo» a modo de cierre de una misa musical repleta de himnos y que nos devuelve a la calma inicial. Tras unos breves minutos, previo aporreo de la grada por parte del público, vuelven al escenario con el tema «Alegrías del Incendio» (Los Planetas 2010) y a punto está de caerse la grada coreando las estrofas de esta canción al más puro estilo Planetas.

Se despiden con «Romance de Juan de Osuna», perfecto colofón a una noche de sentimientos previas al amanecer de la Madrugá, en un entorno espectacular y un ambiente sublime.

Texto y fotos: Sergio García Lavilla