Crónica: @mr.barciela
El 22 de septiembre de 1958, un pequeño pueblo de la campiña Toscana, Lajatico, vería
nacer al benjamín de una familia que años más tarde se convertiría en símbolo de la música melódica italiana, de reconocida fama mundial. Bocelli vino al mundo con una pequeña discapacidad visual (glaucoma congénito).Ya desde pequeño se empezó a interesar por la música, estudiando piano, flauta y saxofón. Años más tarde, a la edad de 12 años y como consecuencia de un accidente cuando jugaba al fútbol perdió la visión completamente. Este hecho no impidió que Bocelli perdiera la ilusión por la música y dejara a un lado su carrera musical, todo lo contrario, continuó trabajando hasta convertirse en la estrella inspiradora que es ahora.
Ayer, 20 de septiembre, el Wizink Center, sería testigo de una de las dos citas que el
cantante italiano ofrece en la ciudad de Madrid. Con todas las entradas vendidas para
ambos shows. Se podía percibir que el público de la noche estaba muy ilusionado y
entusiasmado y no era para menos, ya que la gala de anoche, con invitados de honor,
prometía ser muy emocionante.
Los primeros aplausos fueron para la orquesta sinfónica del Vallés y coro de la Fundación
Excellencia, a la dirección de Marcello Rota. Interpretando la obertura de la Ópera de
Carmen de Bizet, dando comienzo al concierto. Seguidamente con esmoquín negro, como
merecía la ocasión, subía al escenario Andrea Bocelli, para interpretar “La donna é mobile”, sin duda todo un regalo como comienzo para los que pudímos asistir ayer a esta
cita tan especial. Pronto empezarían las sorpresas de la noche, invitando al escenario a la
cantante soprano María Aleida y a al flautista Andrea Grimminelli, interpretando por
separado, con cada una de ellos, grandes éxitos del repertorio operístico, como el “Brindis” de la ópera “La Traviata” de Verdi, que dio paso a una pausa de veinte minutos de descanso.
Para la segunda parte, Bocelli apareció en escena con una chaqueta amarilla, recordando a los dorados de los recargados decorados de los teatros de la Ópera. En este segundo acto, el cantante comenzó a homenajear a los grandes referentes italianos dentro del mundo del arte, como al cineasta Fellini, proyectando partes de sus películas, o a los intérpretes Beniamino Gigli, Enrico Caruso o al eterno Pavarotti. El show continuaba y el escenario presentaba a nuevas invitadas como la violinista Anastasiya Petrishak, instante del concierto en el cual, Bocelli hizo honor a la música, a las costumbres y al arte español,
interpretando “En aranjuez con tu amor” o “Granada tierra soñada por mi”, siendo muy
ovacionadas por el gran y agradecido público. Como última invitada, la cantante Ilaria della Bidia, fue con la que se vivió uno de los momentos más especiales y esperados de la
noche, la interpretación a dúo de “Vivo per lei”, una de las canciones más aclamadas del
repertorio de Bocelli.
Como números finales, el artista guardó, a modo de bises, dos pequeños grandes regalos
para los espectadores presentes en el pabellón. Como la interpretación de “O sole mio” y “Con te partiró”, junto con la cantante María Aleida. Bocelli no quiso despedirse de su público sin ofrecer una última actuación, que fue cantar el “Nessun dorma”, de la Ópera Turandot, de Puccini. Donde su poderosa y prodigiosa voz recorría todo el pabellón de lado a lado, demostrando a los asistentes que sigue en plena forma, después de una exitosa carrera de más de treinta años.