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Hay grupos que no te esperas que actúen en salas pequeñas por el nivel que han ido adquiriendo después de ir publicando LPs. Este es el caso de Camellos, que, tras darse a conocer en las semifinales del Villa de Bilbao del 2017, en el que desplegaban su primer LP “Embajadores”, han ido afianzándose en la escena punk rock tras su segundo álbum “Calle para Siempre” (2019) y están a punto de sacar su tercer LP en abril del año próximo.

Por una casualidad vi que actuaban en la Rockville (con el Sold Out colgado) dentro del ciclo Momentos Alhambra, para repasar los temas de sus dos LPs que, en algunos casos, dejaran de sonar en directo, al igual que les pasa a muchas bandas exitosas que acumulan hits.

Me acerqué pronto a la Sala y me sorprendió verla cerrada y sin luz en la puerta a escasa media hora de la apertura, así que probé a entrar, y cual fue mi sorpresa al ver que estaban probando el sonido, pero rápidamente me invitaron a salir. Tocaba esperar, y más cuando por la puerta de servicio salieron Camellos, supongo a pillar algo de comer y beber por la zona.

Apertura a las 9 y para adentro, a pillar sitio, y por supuesto, un tercio que estaba seco; por cierto, con sorpresa incluida al ver en la barra a Joe Crepúsculo con su novia (cosa que me hizo sospechar de que alguna colaboración se venía encima) tomando una cerveza.

La sala no tardó ni 20 minutos en llenarse, pero yo ya tenía mi sitio cerca del escenario, y con una compañía de alto voltaje, ni más ni menos que Daniel Lorca de Nada Surf (no creo que lo conociesen muchos de los seguidores de Camellos) que tarareó todas las canciones del concierto, junto a Fino Oyonarte de los Enemigos.

Un poco más tarde de las 9:30, salieron al escenario ataviados todos con unos chándal negros con la palabra Camellos en la pierna, pero lo que más sorprendió, es que eran cinco, sumando un guitarrista a la formación (no sabemos si temporal o definitivo).

Primeros acordes de Mazo en línea con el punk garajero al que nos tienen acostumbrados estos herederos de los Beastie Boys primigenios (Polly Wog 1982) cruzados con Siniestro Total y recordando a grupos como The Clash.

El concierto transcurre con Sabor a Cobre y Mudanza de su segundo LP para continuar con Ejecutivo Estresado y los primeros Pogos, que como he comentado son los Mosh pits lights, o lo que viene a ser todo el mundo saltando como loco y pegándose meneos, que como andes despistado sales por los aires.

Tocaba el turno a la presentación del tema adelanto de su nuevo disco Cambios de Humor, en los que Frankie y Fernando nos muestran por donde van a ir los tiros del disco, y pinta que el desarrollo de la banda promete (las bandas deben evolucionar y no estancarse). Tras el guiño a Spandau Ballet con el cover Gol (una joya), siguen temas como Tarde de Cine, Tentaciones,….hasta la primera sorpresa de la noche.

Sale al escenario Joe Crepúsculo a darlo todo con el tema Arroz con Cosas, uno de los himnos de la banda, muy
bien resuelto, aunque no le pegue mucho el estilo, pero que al público en éxtasis no le importó mucho. La segunda colaboración fue por parte de Antifan en el tema Horrorlandia, aunque esta me gustó menos y desentonó un poco.

El concierto se cerró con Becaria (es la mejor en mi opinión y la que define al grupo), Es tan 2020 y Café para los muy Cafeteros, y eso son lo que transmiten…..algo muy especial que se echaba de menos en un panorama musical que se empieza a parecer a la movida madrileña, rock radical vasco (Cicatriz, La Polla Records, Kortatu..), los grupos de Vigo (Siniestro, Aerolíneas,…).

Salí de la sala con una sensación de haber estado en un concierto de los últimos 70/80s, en los que los grupos punk-garaje, atestaban las salas y hacían que los conciertos se convirtiesen en autenticas experiencias inolvidables. Con muchas ganas de descubrir el nuevo disco y verlos otra vez en una sala más grande que seguro la llenáis.

Texto y fotografías: Sergio García Lavilla